jueves, 21 de agosto de 2014

ESTE JUEVES...LA FOTOGRAFÍA DE MI VIDA


   Este jueves Alfredo nos hace bucear en nuestros recuerdos fotográficos y nos invita a contar una historia relacionada con una fotografía especial en nuestra vida.Además tenemos que colocar las palabras: fotografía, fotografiar, fotógrafo y fotografiado.
 Esta es la mía, estoy con mi hermano en la puerta del cuartel de la Guardia Civil de un pueblo llamado Mioño, (Santander). Como podéis observar, la foto está completamente desencuadrada, pero me encanta. Gracias Alfredo por obligarme a buscarla y a escanearla. 
Podéis ver más relatos y fotografía en el blog de Alfredo LA PLAZA DEL DIAMANTE




   Esta es la única fotografía en la que estáis los dos juntos, dice tu madre con nostalgia mientras te la tiende. La miras, hay dos niños agarrados de la mano y comiendo algo.
-¿Qué es lo que estamos comiendo mamá?, preguntas.
-¿No te acuerdas? Se llamaba “pitigol”, era un chupa chups alargado con un agujero por donde se soplaba y sonaba como un silbato. Os lo trajo tu tío, que en paz descanse, el día que vino a buscarte. Acababa de comprarse la cámara y no paraba de fotografiar a todo el mundo. Decía que a lo mejor se hacía fotógrafo, que era una profesión con fututo, pero después encontró trabajo en “altos hornos” y allí se quedó, hasta que aquel maldito accidente se lo llevó.
-¿No tienes ninguna foto suya?, dices.
-No.  Recuerdo que ese mismo día yo intenté sacarle una foto a él, pero no me dejó, decía que  no le gustaba ser fotografiado, que a él lo que le gustaba era estar detrás de la cámara, no delante. Te quería muchísimo, supongo que por ser la primera sobrina, y por eso se ofreció a llevarte con tu abuela. El viaje era muy largo, desde Santander hasta Salamanca se tardaba un día entero en tren con un montón de transbordos. Tu abuelo acababa de morir y por eso te mandé con ella, para que no estuviera sola. Yo pensaba dejarte solo unos meses, pero después me daba pena, ella estaba tan contenta contigo, decía que le dabas la vida. Y yo con tu hermano estaba muy ocupada, era muy trasto y tu padre no me ayudaba nada, estaba todo el día de servicio. Menos mal que el en cuartel nos ayudábamos todas, yo también me sentía muy sola, tan lejos de mi familia. Espero que algún día puedas perdonarme, dice mientras las lágrimas empiezan a resbalar por sus mejillas, te robé la infancia con tu hermano.
-Ya te he perdonado mamá, contestas mientras la abrazas y te preguntas si en realidad lo has hecho.



                             Gracias por la foto Alfredo, me encanta!!!

jueves, 14 de agosto de 2014

ESTE JUEVES...VIRUS





 Este jueves María José nos invita a escribir sobre "virus".Podrás encontrar más relatos sobre este tema en su blog LUGAR DE ENCUENTRO


   No supo con exactitud en que momento había desaparecido, pero  una tarde, tomando un café con su amiga, la conversación derivó hacia ese tema.¿Cuándo  había sido la última vez que se había sentido atraída por alguien?¿Cuánto hacía que no sentía en su vientre la punzante llama del deseo?Por la noche, ya en la cama, María hizo un repaso mental y constató con horror que hacía casi un año que no tenía relaciones sexuales, y lo que es peor, que tampoco tenía ganas de tenerlas. Ese fue el primer síntoma.  Un par de meses después, una mañana María no pudo levantarse de la cama. No es que le faltaran fuerzas o sintiera en su cuerpo algún dolor o malestar que se lo impidiera, simplemente, no tenía ganas de hacerlo.Tampoco sentía el deseo de comer, o de beber, o de ir al baño, o de poner la radio, o de dormir. Se quedó en la cama todo el día, con la persiana tal y como la había dejado la noche anterior mirando cómo la luz iba cambiando el tamaño y la forma de los agujeritos que se reflejaban en la pared. No le apetecía cerrar los ojos, tampoco le apetecía moverse, ni sentía ningún deseo de hacerlo, así que no lo hizo. Pasó la noche en blanco, pero no tenía deseos de dormir. Otra mañana, otro día y otra noche sucedieron al primero, y después otro sin que nada cambiara. El tercer día a eso de las 10 de la mañana, tampoco le apetecía mirar la hora, sonó el móvil pero ni siquiera hizo el más mínimo gesto por alcanzarlo para ver quién era, le daba igual, no tenía ningunas ganas de hablar con nadie. María murió a los diez días sin tener ningún deseo de hacerlo.
    Sin saberlo, María fue el paciente cero del VONFLA, Virus Of Not Feel  Like Anything (Virus De No Tener Ganas de Nada) que acabó con un tercio del llamado primer mundo en la primera mitad del S.XXI. Incomprensiblemente, este virus no tuvo ninguna repercusión en los países subdesarrollados.

                                                                         

                                    




domingo, 10 de agosto de 2014

"ES VUESTRO TRABAJO Y YO OS LO PAGO"



    Un hombre cubierto por una gran capa observa el amanecer desde la proa de un paquebote, procedente de Calais, que navega por el Támesis en dirección a la fortaleza de la torre. Se llama Pierre y  ha sido requerido por el mismísimo rey por su habilidad  en el manejo de la espada de doble filo. Mientras el pequeño barco se acerca al embarcadero Pierre recuerda su infancia en Calais y cómo su padre desde muy pequeño le empezó a enseñar el oficio que  por costumbre pasaba de padres a hijos. Recuerda la primera ejecución a la que asistió cuando tenía  siete años y que  en el momento en que  su padre acercó su espada al ajusticiado, Pierre no pudo evitar cerrar los ojos. Poco a poco los  años le fueron haciendo duro. Su padre lo llevaba a practicar con los animales al matadero enseñándole siempre que había que dar un golpe fuerte y certero para no fallar  y no aumentar el sufrimiento de la víctima.
    El  ruido de las cadenas del puente  levadizo al caer le hace salir de su ensimismamiento. Un sabor a bilis le llega a la boca producido por la mala digestión de la cena y el sueño agitado. Es una mañana fría de primavera, las primeras luces del alba dejan ver un cielo plomizo y gris sobre la ciudad de Londres. La ejecución está prevista a las 9 de la mañana.
   Durante la travesía en el barco ha oído la historia de la mujer a la que tiene que ejecutar, Ana Bolena, la segunda esposa del rey Enrique VIII. Condenada en un juicio por adulterio, incesto y traición, muchos rumorean que el rey se la quiere quitar de encima porque no le ha dado un hijo varón y quiere casarse con su actual amante. Dicen que aunque pequeña, tiene una belleza muy especial  que cautiva a todo el que la conoce y no faltan los que dicen que tiene seis dedos y una marca de nacimiento en el cuello, lo que la relaciona directamente con el diablo.
   A la hora prevista, Pierre es conducido a la torre verde donde tendrá lugar la ejecución privada a la que  solo acudirán las personas importantes. El patio está vacío y cuando sube las escaleras del cadalso  oye crujir  la madera bajo las pesadas botas. Se coloca la capucha negra que le cubre la cabeza excepto la boca y los ojos, se ajusta los guantes de cuero ajados por el uso y  desenvaina su espada colocándola  debajo de unos sacos de arpillera que hay a un lado.  No quiere que ella la vea.  Cuando está listo, hace una seña a los guardias apostados a los lados de una gran puerta para que la abran dejando entrar a todos los nobles ataviados con sus mejores galas. Los más importantes se aposentan en unos sillones colocados a la misma altura que el cadalso, el resto permanece en pie. El murmullo de la gente es ensordecedor, aunque no hay gritos. Una puerta se abre  a su derecha  y aparece una mujer seguida por tres doncellas vestidas de negro. Luce una capa roja con capucha ribeteada de pieles y el pelo negro recogido. A su paso la gente se aparta, unos hacen la señal de la cruz, otros intentan tocarla. Cuando sube al cadalso, sus doncellas, llorando, le quitan la capa y se queda con un vestido gris de amplio escote. Sobre su cuello pequeño y blanco resalta un collar de perlas a juego con los pendientes que ella misma se quita lentamente, sin que se note el más mínimo temblor en sus manos. Sus doncellas le colocan una cofia blanca cubriendo sus cabellos, ella les da las gracias y les sonríe. Serena y con dignidad se dirige a los presentes con voz alta y clara pidiendo perdón y encomendándose a Dios  sin perder los nervios en ningún momento. Pierre se queda fascinado por la gran entereza con la que se dirige al público. Nunca ha visto a nadie ir a su muerte como lo hace ella, serena, tranquila, sosegada, aceptando su destino y rogando a Dios que conserve la vida de su rey, el mismo rey que la ha condenado a muerte. Cuando ella lo mira Pierre no puede evitar hacerle una reverencia y apoyando una rodilla en el suelo pedirle perdón por lo que va a hacer en cumplimiento de su deber, a lo que ella responde dándole un saquito con monedas y diciéndole: “es vuestro trabajo y yo os lo pago” a la vez que se arrodilla ante él con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo. Para distraerla Pierre reclama en voz alta a un muchacho que le traiga su espada y aprovechando el momento en que ella mira al chico, la saca  de debajo del saco y con un movimiento rápido y certero, secciona limpiamente su delicado cuello. La cabeza cae a sus pies, y por un instante, sus ojos aún con vida se fijan en los de Pierre con una profundidad que lo deja marcado para siempre y justo en ese momento, como si recibiera una revelación, decide que no volverá a cortar ni una cabeza más y  levantando los ojos hacia el cielo lo jura para sí ante el altísimo. Todos los asistentes se arrodillan y agachan la cabeza en señal de respeto y solo una bandada de cuervos que levanta el vuelo rompe el silencio con sus graznidos.


En la actualidad este pequeño monumento nos recuerda la ejecución de Ana Bolena

miércoles, 6 de agosto de 2014

ESTE JUEVES...PÁRRAFOS INCLUÍDOS

    Este jueves, Mónica nos invita a participar en su convocatoria con una interesante propuesta, incluir párrafos de obras consagradas en nuestro relato. De todo lo que nos ha propuesto he escogido un párrafo inicial de Lolita de Nabokov y uno final de El jugador, de Fiódor Dostoyevski.





 



    Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía.
   Trece.Trece palabras que producen en ella una ira y una tristeza infinitas, que remueven lo más profundo de su ser. Trece palabras que hacen realidad la más terrible de sus sospechas, que la destrozan por dentro y le hacen sentir asco por el monstruo del que estaba enamorada.
   ¿Cómo ha podido estar tan ciega? ¿Cómo no se ha dado cuenta del cambio producido en su hija desde que él llegó a sus vidas? ¿en su desgana, en su tristeza, en su reticencia a quedarse a solas con él, en su tensión cada vez que él le daba una muestra de afecto? Son celos, decía él,no le des importancia. Tiene miedo a que yo ocupe su lugar en tu vida, lleváis mucho tiempo las dos solas, dale tiempo, se dará cuenta de que no soy una amenaza para ella, de que no le usurparé tu cariño, de que siempre la querrás por encima de todo. Y ella lo había creído. ¿Y por qué no? Lo que decía era sensato. Después de todo Lolita sólo era una adolescente acostumbrada a tener todo su amor para ella sola.
   Sólo han sido trece palabras, trece palabras escritas en un papel y encontradas por casualidad en un bolsillo lo que ha motivado la promesa más solemne que ha realizado nunca, cuatro palabras que cambiarán para siempre el resto de su existencia: mañana, mañana terminará todo 

Para ver más relatos pinchad aquí Neogeminis



                                                     Mi regalo por participar. Gracias Neo!